La pacientita me visita |
0 El relato anterior se llama, Una sesión inesperada. Pues el viernes 05 de abril llegó la pacientita. Fui por ella a la terminal de autobuses TAPO. Mi familia sigue de vacaciones, llegan el lunes a la casa. Tomamos un taxi, llegamos a la casa y durante todo el camino platicamos y reíamos. Al entrar a la casa le gustó mucho, le serví chocolatito y le preparé unos molletitos. Dijo que me había extrañado mucho, mi cuñado y yo le caímos bien, andaba ganosa y era increíble que se estuviera conteniendo tanto frente a mí. Nos besamos y sentí que se excitaba rapidísimo. Primero me pidió pasar a darse una ducha. Mientras ella se bañaba yo también me bañé en el baño de arriba. Salimos y platicábamos de lo vivido en su pueblo, me dijo que si mi ayudante no estaba, le dije que no, él vive a media hora de distancia. Se sonrió y allí fue que me empezó a besar. Ni siquiera se vistió, traía puesta la toalla en la cabeza y la bata de baño. Yo me había vestido con mi uniforme de masaje, así me pidió ella estar vestido. Parecía fiera en brama, jadeaba y pujaba como si su hambre de sexo fuera insoportable. Me besaba y me jalaba hacia su cuerpo. Me dijo que quería palo, se recostó en la cama y abrió las piernas, me dijo que urgía que me la coja. Me bajé el pantalón y pues a darle. Ella gemía y me jalaba, movía su pelvis, su vagina me chupaba como aspiradora. A los tres minutos logró su orgasmo, me besaba y su lengua era juguetona, me dijo que si le di mi lechita, le dije que no. Se detuvo de coger y me chupó el pene. Me lo succionaba rico, me dijo que lo extrañaba mucho. Después de un rato me preguntó por mi ayudante (mi cuñado), le dije que seguramente estaría en su casa. Me dijo que si podíamos descansar, no quería que se le irrite la cuevita. Nos besamos y se recostó junto a mí. Le acaricié los senos, se retiró la toalla de la cabeza, se sentó para cepillarse el cabello. Yo le acariciaba la espalda y platicamos de lo rico que cogíamos. Ella dijo que se sentía como si tuviera quince años otra vez. Pero ahora sí podía echarse sobre una verga y a sus quince años no lo podía hacer. Me platicó sobre su adolescencia, las carencias, las borracheras de su papá. Dijo que al llegar su papá a la casa borracho, no era golpeador sino solamente se dormía, pero sabía que a media noche harían el amor sus papás. Ella a veces lograba mantenerse despierta para espiarlos, la pacientita era la hermana mayor, su hermano tenía seis años menos, ella escuchaba a su papá jadear y en voz bajita le preguntaba a su mujer si le gustaba, ella respondía que si. Una ocasión él le preguntó a la mamá de la pacientita si quisiera otra verga, ella decía que no, solamente quería coger con él. Un día, se fue a la escuela, y no llegó la maestra, se regresó a su casa. Al entrar a su patio, vió la bicicleta de su primo, un joven como de 22 años, delgado, moreno, ella dice que no era guapo pero si era buena onda. Seguido ayudaba en la casa cuando era necesario. Entró por la puerta de atrás para darles la sorpresa y la pacientita escuchó esos gemidos clásicos de cuando sus papás cogían. Se metió a su casa y vio en la recámara de sus papás que su mamá estaba montada sobre el sobrino y su papá se la cogía de a perrito. La mamá se besaba con uno y luego con el otro. le tocaban los senos, las nalgas, espalda, ella gemía disfrutándolo y se escuchaban las vergas entrar y salir de ella. La pacientita excitada se quedó viendo y luego su mamá le chupaba el pene a uno mientras el otro se la cogía. El papá le decía a su sobrino que le llenara de leche a su mujer. Los dejaba coger solitos mientras el papá los veía y se masturbaba. El sobrino eyaculó y la mamá lograba su orgasmo, el papá se acercó y la penetraba para eyacular también en su vagina. La pacientita se escondió en su cuarto, dice que muy excitada, muy cachonda, se vistieron y me dijo la pacientita que su papá se fue a trabajar. Se quedaron solos su mamá y el primo de la pacientita. Los escuchó decir mientras desayunaban que desde el accidente de su papá, no era lo mismo. La prótesis estaba bien pero fue buena idea lo de él, invitarlo a darle placer a su mujer. Allí ella recordó que cuando la pacientita tenía alrededor de siete años, su papá se accidentó en el tractor. Escuchó algo de mutilación pero no veía que le faltara algo a su papá. Ahora sabía qué fue lo mutilado. Por desear que la esposa no se prive de la intimidad, incluyó al sobrino para eso. Me parecía increíble su anécdota, dijo que toda su vida fantaseó con cogerse a dos hombres al mismo tiempo. Cuando tuvo oportunidad no la quiso desperdiciar. Le pregunté si quería que le llame a mi ayudante, ella emocionada dijo que si. Le llamé pero no podía ir en ese momento, sería en la noche. La pacientita se quedó dormida, me levanté a preparar cosas en la casa. Después de tres horas ella salió de la recámara, se puso un vestidito coqueto, lucía unas piernas acariciables, un escote muy rico, venía con zapatos de medio tacón y abiertitos. Se sentía calor, le serví agua y se sentó en el sillón. Platicábamos y me comentó que el dormir le ayudó mucho. Me pidió que le tomara unas fotos, lo hice con su celular, fueron como cincuenta fotos. La invité a comer, salimos a la estación del metro Etiopía, hay un lugar vegetariano muy rico. Comimos y le gustó mucho la comida de allí, dijo que sería bueno agregar la carnita para la cena. Fuimos a Plaza Coyoacán y Plaza Universidad. Le di unos recuerditos. Ella dijo que se sentía adolescente otra vez. Fuimos al cine, vimos una película que fue entretenida. A media función me comenzó a tocar el pene. Nos besábamos y dijo que estaba mojada, deseaba aunque sea mi dedo. Le dije que espere, una vez ví cómo sacaron a una pareja por darse caricias en el cine. No era cierto pero uno nunca sabe. Salimos ya casi anocheciendo, mi cuñado llamó, dijo que ya estaba en camino a la casa, le dije que nosotros también. Llegamos y nos dimos un baño. Cómo a las 21:00 llegó mi cuñado, trajo una pizza de champiñones, él no come animales, eso dice. Sólo come humanas, ella emocionada le dijo que pues era rico sentir cómo se la comerían. De inmediato ella se levantó y me comenzó a besar. Le mostraba las nalguitas a mi cuñado levantándose la faldita. Él se acercó y la empezó a acariciar, él dijo que estaba muy rica, le pasaba la mano entre las nalguitas y dijo que estaba mojadita, sin calzoncito, se bajó y le besaba las nalguitas. Ella separó las piernas, yo le descubrí los senos y me quité la playera, su vestido quedó como faja en su vientre, mi cuñado le chupaba entre las nalguitas hasta su puchita. Ella gemía y se inclinó para chupar mi pene, eso hizo abrirse más y mi cuñado le pasaba más íntimamente la lengua. Ella dijo que fuéramos a la cama, me acostó y se me subió, la penetramos y ella lo gozaba mucho. Duramos un buen rato cogiéndola y cambiamos de lugar. Ella logró cuatro orgasmos, mi cuñado eyaculó en su puchita y yo en su anito. Nos quedamos acostados y mi cuñado dijo que se retiraba, ya eran las 23:40. Lo acompañé a la puerta, se fue en su carro. Volví a la cama, la contemplé desnuda, satisfecha, le toqué el pezón y se lo besé. Me metí a bañar, salí y me acosté junto a ella. Dormía y descansamos. Casi estaba amaneciendo cuando ella se levantó, se bañó y se puso un vestidito azul claro, de olanes, escotado, ajustado a la cintura. Se ve sabrosa. Me dijo que si le gustaba, le dije que si pero nunca me vería bien con ese vestido. Se reía fuertemente. Se me acercó y me besó, pude ver sus senos por su escote mientras se agachaba a besarme. Me dijo que eran para mí. Yo los veía y veía de reojo. Se dio cuenta, se los sacó y me los ofreció para chupárselos. Me veía mamarlos y me sonreía. Dijo que le gustaba mucho. Le pasé mi mano en su entrepierna, separó las piernas y dijo que no siga. Sólo le acariciaba por sus labios vaginales, ella me tocaba el pene sobre la sábana. Le dije que sus bubis eran deliciosas, me dijo que serían para mí solito si lo deseaba. Quitó la sábana y tocaba mi sexo. Sus labios vaginales empezaron a escurrirle, dijo que solo quería excitarse poquito pero yo le hacía muy sabroso. Me besó en la boca, me dijo que se estaba calentando mucho. Sus labios escurrían, mis dedos estaban accediendo solitos a su clítoris. Me besó y su lengua mostraba que ya estaba cachonda. Me chupó el pene, la jalé y entendió lo que yo deseaba. Subió su pierna a la cama, la acomodé y le chupé su sexo. Hicimos un 69. Su clítoris temblaba de excitación, le estimulé el anito también con la lengua. Dijo que lo hacía rico. Le gustaba, abría sus nalgas, me chupaba más fuerte el pene. Se enderezó para quitarse el vestido. Se fue recorriendo hasta colocar su vagina sobre mi pene. Se movía buscando mi sexo. Se lo iba a acomodar pero dijo que su puchita debía comérselo solita, sin ayuda. Era rico sentir sus movimientos buscando que le entrara mi verga. Al fin lo logramos y gimió delicioso. Comenzamos a coger, sus nalgas subían y bajaban. Volteaba a verme, me mandaba besitos, dijo que cogía muy rico. Luego se detuvo, se sacó mi pene y se lo puso en el culito. Uy, eso fue delicioso. Me la cogía por el culo y ella se masturbaba. Acariciaba mis bolas. Cogíamos y gemía. Sentí que casi eyaculaba, ella estaba gozándolo mucho. Se levantó y se dió vuelta para besarnos. Le chupé los senos, se metió mi pene en su conchita, cogimos y me cabalgaba delicioso. Sus senos iban de un lado a otro, yo se los acariciaba, me dijo que se venía, aceleró sus movimientos, su vagina me presionaba más y eyaculé en ella. Nos dejamos caer, nos besamos y dormimos un rato. Ya relajados y recuperados la invité a comer en un restaurante en el Zócalo. Después fuimos a Bellas Artes y pasamos de compras por los andadores del centro. Llegamos a la casa hace un rato, nos bañamos y quedó la pacientita cansada. Ya se durmió. Mañana que despierte a ver qué cosas más les platico. Feliz noche. |
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